martes, 5 de febrero de 2013

Tipos.


Trazadores activables

Son compuestos estables que se añaden al sistema y que luego son transformados en radiactivos  por “irradiación” en instalaciones nucleares destinadas con estos fines. Pueden ser físicos, sí se emplea un elemento ausente en el sistema y que presente características nucleares adecuadas para que sea “activable” fácilmente; y químicos, sí se activan selectivamente uno o varios de los elementos presentes en el material a “marcar”. En algunos casos, ésta es la única forma de marcar químicamente un material, debido a que por su naturaleza (materiales muy complejos de difícil acceso a la fase donde se encuentra el elemento de interés o desconocimiento de la forma química en que se encuentra, etc.), es imposible llevar a cabo esta operación por la vía convencional (añadiendo el trazador).

Los principales inconvenientes de su uso son: que no siempre le es asequible al investigador una instalación como un reactor nuclear para llevar a cabo esta operación, y que en ocasiones no es posible garantizar la “pureza” del radiotrazador, por reacciones nucleares colaterales durante la activación, que provoca la aparición de radionúclidos indeseables.

Trazadores radiactivos

Dada  la gran universalidad antes señalada y debido a la propiedad relacionada con la desintegración, los trazadores radiactivos son prácticamente los únicos que cumplen a cabalidad los requerimientos anteriormente señalados. Pueden ser físicos (para marcar una determinada fase del sistema) o químicos (sí obviamos por el momento los efectos isotópicos, un isótopo radiactivo posee idénticas propiedades químicas que los otros isótopos del mismo elemento).

Su detección a bajas concentraciones se realiza de forma relativamente fácil debido a la alta sensibilidad de los equipos de medición. Radioisótopos de T½ < 100 días pueden ser detectados en cantidades tan pequeñas del orden de los 10-16 a 10-17 g. Por otra parte, la misma naturaleza de la propiedad distintiva de desintegrarse, emitiendo radiaciones, hace que la detección pueda realizarse de forma inequívoca, incluso en  presencia de otro isótopo radiactivo en el sistema; el isótopo radiactivo de interés puede ser detectado empleando la espectroscopia nuclear o la discriminación por el periodo de semidesintegración. En cuanto al cumplimiento del cuarto requisito, la alta sensibilidad de detección permite la introducción de cantidades tan insignificantes, que prácticamente no perturban al sistema en la inyección, y si a esto se suma el hecho  que cuando se emplean emisores gamma, la detección puede realizarse “in situ” a través de las paredes de los equipos, eliminando el muestreo, se reducen aún más las posibles perturbaciones en el sistema. Por último, y como casi siempre sucede, cuando se emplean isótopos radiactivos de cortos periodos de semidesintegración, se minimizan los riesgos radiológicos, por cuanto transcurrido cierto tiempo, después de haber finalizada la prueba, tiene lugar la “desactivación natural” del material sin que se queden prácticamente rastros del trazador añadido.


Trazadores estables

Son generalmente colorantes o sales químicas que no se encuentran en el sistema (trazador físico) o isótopos estables del elemento en estudio (trazador químico). Los primeros presentan el inconveniente de que no siempre cumplen con el tercer requisito, ya que los métodos convencionales de detección tales como el color, el índice de refracción, la conductividad, etc., pueden estar afectados por la interferencia que provoca la presencia de otros materiales en el sistema, y los segundos confrontan la dificultad de que, los métodos de espectrometría de masas  que se requieren para su detección a bajas concentraciones (segundo requisito), son engorrosos, relativamente caros y difíciles de implementar.

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